Volar sobre alas de voz eterna...

Sobre el escenario hay unos muchachos, son músicos de buena factura... dos son varones y una es mujer... Se hacen llamar Mink y tocan algo así como rock, y de pronto se escucha como fusionado con pop y jazz y blues...
La voz de la muchacha deleita porque aun cuando el lugar donde tocan es equeño, está lleno y todos lucen contentos, incluso ellos los de este grupo que se hace llamar Mink...
Y la primera impresión es que tocan música feliz, sin embargo algunas letras hablan de algo que suena triste.
Y mientras sirven botana y bebidas, entre canción y canción la chica de voz de colores, vestida con falda de mezclilla y una playera holgada, brinca en su sitio y arrebata con el poder de su garganta.
La voz convertida en ave de fuego, se eleva por los cielos y se despeña por montañas pedregosas; hace suyos los acantilados de sus agudos y graves, y sobrevuela luego sobre el plácico mar de nuestras conciencias...
La presentación de este nuevo proyecto musical mexicano cuenta con el soporte en la producción de Twetty González, quien ya ha trabajado con el legendario grupo argentino Soda Stereo.
Contenida y arrebatada, de fraseo arrastrado, mordisqueado, chillón por momentos, cabalga en lomos de sonidos procelosos, electrónicos...
Ella se llama Carol Villagrán, y su cómplice Alex Sánchez; ella explica cada canción y nos dice que una la compuso en un sitio, otra la escribió para su abuelo, y así...
si hubiera que ponerles un pero, sería el hecho de que de pronto suenan a proyectos musicales como el de Natalia Lafourcade o Ximena Sariñana, o el malogrado Feliz no cumpleaños...
Un puñado de canciones después caemos en cuenta de que hemos galopado con ellos durante esta y mil noches más; hemos volado sobre las alas/voz de Carol y nos hemos despeñado por esos profundos acantilados de su tecitura... cansados pero felices, emprendemos el regreso.