Miguel G. Galicia
Amanda brinca a la barda, y gira lentamente sobre su eje, con los brazos alzados para sentir el aire recorrer su pequeño cuerpo. Su figura a contraluz es un bello espectáculo que embelesa. El pelo suelto hace juego con su sonrisa de demonia mientras canturrea "you make me feel like I Am free again…"
Con los ojos cerrados, Aman —como le gusta que le llamen—, sigue girando, y ahora se acaricia las nalgas, el cabello. Las serpientes de su cuerpo hurgan su entrepierna, delicadas. No piensa nada, solo siente, solo sube su falda y toca.
El sol ofrece una silueta de carnes firmes, redondeces cálidas, tierra prometida. Ella sube el volumen y se vuelve a perder en la música.
Entregada a su placer, no se da cuenta de que a su alrededor ya la gente la observa. Y repite: "Whenever I'm alone with you / You make me feel like I am home again / Whenever I'm alone with you / You make me feel like I am whole again / Whenever I'm alone with you "
Suda, y los ojos de quienes no pierden detalle de su danza improvisada se multiplican por miles a través de las gotas que le resbalan por la frente, la boca, el cuello, la espalda desprovista de tela, entre los muslos.
Como siempre ocurre antes de que la vida dé un coletazo mortal, la música se detiene. Y el silencio conquista el todo. Entonces el rumor de las olas se detiene un segundo, justo cuando su dispositivo musical se detiene porque se ha terminado la batería.
El sol muere ahogado allá, lejos, extinto por unas horas, y un policía le cae encima, la baja de un zarpazo, mientras un sujeto la toma, violento, del brazo, y le arrebata el teléfono, lastimando sus oídos con los audífonos que caen al abismo.
Amanda es detenida y acusada por haber tomado "prestado", como dice ella, ese teléfono que se "encontró" tirado en el estacionamiento.
El público la defiende, sin éxito.
Ella sonríe de buena gana. No le importa, ha escuchado Lovesong, un tema que para ella ha sido un remanso en medio de la pandemia. El único. Un cenote en medio de la desierta selva.
Mientras se la llevan para aclarar qué ha sucedido, la gente
le aplaude. Ella cierra los ojos y se deja llevar en volandas, y ahora deja que
su pensamiento vuele sobre las alas de la sedosa voz de Robert Smith.
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Imagen 1, tomada de https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwallpaper-house.com%2Fgroup%2Fthe-cure-wallpaper%2Findex.php&psig=AOvVaw0wku40bKGDWxsZHUl5JpT6&ust=1610040397249000&source=images&cd=vfe&ved=0CAMQjB1qFwoTCMjP-4Tqh-4CFQAAAAAdAAAAABAD
Imagen 2, tomada de https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwallpaperaccess.com%2Fthe-cure&psig=AOvVaw0wku40bKGDWxsZHUl5JpT6&ust=1610040397249000&source=images&cd=vfe&ved=0CA0QjhxqFwoTCMjP-4Tqh-4CFQAAAAAdAAAAABAJ
Imagen 3 tomada de https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwallpaperaccess.com%2Fthe-cure&psig=AOvVaw0wku40bKGDWxsZHUl5JpT6&ust=1610040397249000&source=images&cd=vfe&ved=0CA0QjhxqFwoTCMjP-4Tqh-4CFQAAAAAdAAAAABAP
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