El proyecto fue ideado por la alcaldesa de Iztapalapa Clara Brugada y es financiado con recursos públicos
/ Foto: Carlos Santiago
Pretende acercar la cultura y profesionalizar a jóvenes de barrios marginales, asegura el fotoperiodista y profesor
de fotógrafos / Foto: Carlos Santiago
Miguel G. Galicia
Jesús Villaseca, fotoperiodista y director de la Escuela de Cine Comunitario y Fotografía Pohualizcalli, tiene sueños, y así, con el entusiasmo de quien sabe que tiene entre manos una semilla de mostaza, lista para ser sembrada, los comparte.
Esta idea-semilla de crear este centro de estudios cinematográficos —bautizado como Utopía Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social— afirma este fotoperiodista de la vieja guardia, es de la alcaldesa Clara Brugada, quien lo invitó para dirigirlo, y que ella germinó en años de lucha social en Iztapalapa, alcaldía del oriente de la Ciudad de México, en donde se ubica.
Pohualizcalli tiene mucho de orgánica pues ya ha empezado a echar raíces en la comunidad, afirma en entrevista, pues la respuesta de solicitudes de inscripciones ha sido avasallante pues no solo han buscado sumarse iztapalapenses, sino de otros estados del país y de los municipios colindantes, dada su posición geográfica, Netzahualcóyotl, Chimalhuacán, Los Reyes, La Paz, Ixtapaluca, Chalco.
Y por si fuera poco, relata, "la gente llora de emoción, en las clases, y agradece; esos son los primeros resultados".
Las aulas estarán abiertas para unos 600 alumnos, quienes de manera gratuita podrán tomar clases de fotografía y cine, por ahora a distancia por la pandemia de Covid-19, y luego presencial, cuando haya condiciones para hacerlo.
Combativo, con una trayectoria que lo ha llevado a registrar con su cámara fotográfica, in situ, momentos históricos como el sismo que destruyó gran parte de la Ciudad de México en 1985, del que fue editado un libro siempre de cerca a poblaciones de zonas marginales, trabajando con jóvenes, tiene una meta muy clara, advierte, "llegar a más gente, a los jóvenes excluidos, de este tipo de educación, a fin de que puedan hacerse de herramientas para darles voz a los sin voz. Que ellos puedan contar las historias de su realidad.
"Vamos por los chavos, llevaremos las aulas a los barrios, a los mercados. Un día pondremos una exposición de fotografía en un puente peatonal; otro, daremos una clase de actuación en un mercado, entre los locatarios".
Más cercano a la resistencia civil, por medio de su oficio, que a las clases dominantes de la cultura, reitera que "el derecho a la cultura es real; por eso, esta escuela busca hacer comunidad, es gratuita, popular y de calidad".
¿Expectativas?, Todas. Subsanar las carencias de oportunidades y desarrollo ciudadano, recuperar el espacio público, el tejido social, darles oportunidades, sobre todo jóvenes, de este territorio, con más habitantes en toda la ciudad, como ya lo hizo durante 17 años en el proyecto Faro de Oriente, proyecto cultural, educativo, centro de arte y experimental, en donde fue profesor de fotografía, que le dio muchas satisfacciones, más allá de las económicas, que no las tuvo para nada. Dice sin queja: "En 17 años solo recibí un presupuesto de 700 pesos, unos 35 dólares, para la realización de ese taller".
"Muchos de nuestros egresados, unos 60, ahora forman parte de importantes medios de comunicación, nacionales y extranjeros, canales de televisión, agencias internacionales, diarios, revistas", como AP, Al Jazeera, Time.
Uno de sus alumnos más destacados es el fotorreportero Jair Cabrera, quien luego de tomar su curso ha tenido importantes logros profesionales, como una imagen que fue portada de Time, y seleccionada como una de las 100 mejores tomas de 2015, y de quien en 2019 Elpida Nikou y Rodrigo Hernández Tejero, hicieron el documental "Disparos", con cinematografía: Rodrigo Hernández Tejero, producido por Abril Schmucler, Rodrigo Herranz y con música compuesta por Federico Schmucler y Alejandro Castaños, que ha sido premiado, seleccionado y proyectado en diferentes festivales fílmicos, como el de Guadalajara, Morelia, La Habana, entre otros.
Rescatar. Esa palabra podría definir a este habitante de Iztapalapa, quién está seguro de algo: "El cine social ha sido olvidado", por ello insiste en que quiere que "tenemos que darle más voz a los de abajo", acercar el arte, la cultura, y generar empleos, y "emancipar a través del cine"; sin olvidar que "si no dominamos el mundo audiovisual, actual, seremos analfabetas de este mundo".
"Queremos ser vistos, escuchados".
Todo, desde una perspectiva contestataria.
¿Mensaje a quienes aún no conocen la escuela? "Que se acerquen al proyecto. Llegó el momento, que nos dejen acompañarlos en sus sueños, porque Pohualizcalli es un proyecto de acompañamiento. Decirles que aquí estamos, no están solos, y no los vamos a dejar solos. Queremos llegar a todos".
En esa alcaldía, hay varios centros carcelarios, por lo que Jesús Villaseca también tiene la mira puesta en ellos para llevarles ese derecho a la cultura de la que habla. "Estamos abiertos a las alianzas, a los apoyos", institucionales, de gobierno, civiles.
"Muros y rejas no lo son para el conocimiento".
Esta Escuela de Cine Comunitario y Fotografía, ubicada en la colonia Reforma Política, ideada por la política Clara Brugada, se llama Pohualizcalli, vocablo náhuatl que significa La Casa de las Historias, y son esas historias las que un día mostrarán sus estudiantes y egresados, contando realidades hasta ahora vedadas por el clasismo, por lo menos en México, de un medio como el cinematográfico.
Al final quedan varias ideas: tales historias harán que la semilla de mostaza que Jesús Villaseca tiene en sus manos, crezca para transformar su comunidad con su follaje, porque, agrega, "es un proyecto para ser apropiado", que podría replicarse en toda la ciudad, o quién sabe, en otros países.
Este hombre de certezas sabe que este proyecto lo rebasa, asevera, reconoce que eso está bien, y desea que sus nietos un día puedan estudiar aquí, pero sueña con ayudar a otros a realizar sus sueños.
Jesús Villaseca en una de sus múltiples coberturas, como fotoperiodista / Captura de pantalla tomada del documental "Disparos"
La charla con este incansable profesional de la fotografía, también ha sido colaborador desde hace mucho tiempo del diario mexicano La Jornada, se extiende más allá del plano por el que hemos vuelto a coincidir, dirigiéndose a otros ámbitos, de historias encontradas, cruzadas, de tiempos idos.
Antes del punto final de este texto, este que escribe recuerda una frase pronunciada por Jair Cabrera en una entrevista concedida a Radio Francia Internacional, en París, a propósito de la proyección del documental "Disparos", en la cual asegura que Jesús Villaseca fue fundamental para rescatarlo a él y a otros, de la marginalidad, alejarlo de la violencia cotidiana, porque más que un maestro "fue como un padre", y sí, en esa lucha se encuentra.
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