martes, 17 de noviembre de 2020

Raúl Tamez: La danza es resistencia, poesía; abre grietas y transgrede para cambiar la realidad

 El coreógrafo y bailarín estrenará "Novena Sinfonía, danza contemporánea", el 28 y 29 de noviembre, en el Teatro Esperanza Iris

 


“Su intensidad me llevó a las lágrimas y nunca olvidé la violencia del primer movimiento y el camino hacia la esperanza del cuarto. Luego, en una clase de historia del arte, revisité su concepción desde el poema de Schiller y el paso del clasicismo al romanticismo. La sordera de Beethoven y su genio que revolucionó la música. Sin lugar a duda la Novena Sinfonía me parece una obra sanadora. No eres el mismo después de escucharla”, explica, tras recordar que fue a los ocho años de edad cuando escuchó por primera vez esta obra de Beethoven.

 


 

Miguel G. Galicia

 

Raúl Tamez… se mueve, baila, sueña, respira danza. Responde preguntas y se toma solo unos segundos para reflexionar y compartir sus ideas sobre "Novena Sinfonía, danza contemporánea", proyecto dancístico de gran envergadura que estrenará el 28 y 29 de noviembre en el Teatro Esperanza Iris, que fraguó, en su calidad de coreógrafo, inspirado en la pieza de Ludwig Van Beethoven, a 250 años de su natalicio.

 


Al respecto, el Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga, en 2016, expone conceptos, e igual que cuando uno lo ve en videos, en los que despliega su arte, en su voz también se perciben sus movimientos controlados, ligeros, que recuerdan las florituras que dibujan sus pies, sus manos, su torso. Así, uno puede imaginarlo, entrada la noche —hora en la que se desarrolla la plática—, del otro lado de la señal llevada por el aire, y se le percibe quizás cansado, pero dispuesto a dar el último jalón del día, amable.

 

La voz de Tamez, un poco sedosa, rasposa, refleja certeza que se viste de fortaleza al coincidir que todo acto cultural es político. Agrega que su intención con este montaje coreográfico es resistir, "abrir grietas", "ir más allá de tu contexto, de los dominios y hegemonías"; "transgredir para cambiar la realidad".

 

"Resistir es poesía", reitera.



 


Luego entonces, como acto poético así es como concibe esta puesta dancística, de resistencia, en la que participan 20 bailarines. “Es un acto poético de justicia para quienes ya no pueden ejercer su voluntad; es el grito de impotencia de los secuestrados, los torturados, los presos políticos, los desaparecidos, los encerrados, los desahuciados, los excluidos, los que mueren de hambre; o los que luchan contra la enfermedad crónica física, o mental”.

 

Así, con esa idea, explica que estrenará sí o sí, en vivo, con las medidas sanitarias vigentes, que podrían cambiar la jugada si el semáforo de la continencia sanitaria en la Ciudad de México cambia a rojo. "Entonces la presentaríamos de manera virtual", sin público, obviamente.

 




El diseño de iluminación y escenografía de Novena Sinfonía…" es de Aurelio Palomino y la producción ejecutiva recae en Rodrigo González.

 

Recuerda que ya lo tiene previsto, que el objetivo es llevar a buen puerto las funciones, y que ya consiguió consumar algo similar en agosto, cuando celebró el Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Ciudad de México, y todo salió bien, dado que mientras en el continente todos los eventos de este tipo eran cancelados, él sí logró realizarlo.

 


Tamez bailarín, coreógrafo, sociólogo, soñador, unamita y maestro en danza por la John Moores Liverpool University, asegura que en momentos de amenaza global, por el Covid-19, todo artista debe ser resiliente como ha sucedido siempre, ante una guerra, una pandemia, ante cualquier cosa.

 

Y transmuta en palabra: palabra escudo, palabra espada, palabra consciencia, palabra estruendosa, palabra poesía. "Tenemos que resistir". En esos trances históricos "se han creado nuevas tendencias artísticas". En ese terreno, "Novena Sinfonía, danza contemporánea", es un pronunciamiento y un tributo.

 

El arte y los creadores deben evolucionar. Adaptarse, esa es la clave, afirma, y acota que no toda evolución tiene que ser ascendente, como lo dictan las teorías evolucionistas. Se tiene que generar adaptabilidad ante las circunstancias.

 


— Raúl, ¿sueñas que bailas?

— Sí, es como cuando sales del mar, tu cuerpo guarda memoria corporal. Algunas veces me despierto cuando siento cosquillas, deseos de moverme, y afortunadamente tengo un espacio en casa, que me permite bailar y desarrollar ideas, nuevos movimientos.

 

“Vivimos una crisis de salud mundial, un dominio simbólico internalizado en la figura del capitalismo y el poder del dinero. Una postmodernidad donde la distancia entre la tecnología y el ser humano es cada vez menor. Sigue prevaleciendo la violencia por motivos de género, raza, religión o ideología política. Vivimos en un mundo donde sigue habiendo hambre y guerra. Esta obra es un acto de resistencia poético, donde la apuesta es regresar a la danza presencial”, ha dicho.

"La poesía es la conexión con lo místico. La poesía nace en donde acaba la filosofía", reitera.

 


Al ritmo del tic tac, que acorrala, el artista formado en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBAL y en la Rotterdam Danza Academy, de Holanda, reconoce que con su estreno busca generar impacto, shock dice él, y precisa que "hay varias maneras de provocarlo", cuando se le pregunta sobre la monumentalidad que reviste.

 

"A veces vale la pena ser barroco, cuando se requiere. Hay que hacer énfasis en la radicalidad para hacer cambios" profundos, y revela que no habrá música en vivo, por impedimentos sanitarios, por lo que usará la versión dirigida por Herbert von Karajan (1908-1989).

 


Esta propuesta, asevera el bailarín y coreógrafo, aborda la Novena Sinfonía luego de haber estudiado "concienzudamente la partitura y los recovecos musicales de la obra. Las diferentes capas que brindan los instrumentos y las percusiones. Por lo demás, ha sido un agasajo, hemos tenido un proceso fluido y orgánico: lleno de hallazgos y satisfacciones”.

 

Resistente, Raúl Tamez se nutre de la danza, y así con la salud que ésta le provee en lo físico y mental, enfrenta el estrés que por doquier genera la pandemia. "La danza es poderosa, me mantiene saludable. Con ella hago catarsis".



En escena, el público verá representado un campo de concentración donde las víctimas atrapadas encuentran un modo de burlar el sistema y luchar por la libertad y la esperanza. Son custodiadas por cuatro verdugos. A lo largo de la interpretación, se vive un misterio de la esperanza que emana de estos lugares vulnerables, en los cuales se aprecian los coros corporales que se unen en un latir constante que traspasa muros y prohibiciones. El vestuario de los ejecutantes es atemporal y retrata a víctimas desde el minimalismo y a verdugos desde el empoderamiento y los sistemas hegemónicos. 

 


Fotos: Nitzarindani Vega y tomadas del muro de Facebook de Raúl Tamez
Videos: Daniel Ochoa

FUNCIONES

Sábado 28 de noviembre, 19:00 horas

Domingo 29 de noviembre, 18:00 horas

Sede: Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, colonia Centro)

Localidades: desde 150 hasta 250 pesos.

Descuentos del 50% a estudiantes de nivel básico, maestros, personas con discapacidad, trabajadores de gobierno y miembros del INAPAM con credencial vigente.

Sujeto a disponibilidad y aplican restricciones.

Venta a través del sistema Ticketmaster y en la taquilla del recinto.



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